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Bristol, marzo 2010: llegada, Wells y Bath

El viaje lo planteamos para visitar algunos de los lugares del suroeste de Inglaterra. Nos atraía la idea de conciliar prehistoria con catedrales góticas. Bristol sería la ciudad donde nos ibamos a alojar y desde donde nos moveríamos en transporte público. El primer día iríamos a Wells y a Bath; el segundo a Stonehenge, Old Sarum y Salisbury; el tercero a Avebury. El último día, hasta la salida del avión,  lo dedicamos a Bristol.

Itinerario del viaje a Bristol

Salimos el 25 de marzo a las 19,30 desde Madrid en dirección Bristol. El vuelo de Easyjet salió con un poco de retraso pero llegamos bien al aeropuerto de Bristol, serían las 20,30 hora local. En el aeropuerto cogimos el autobús 330 (vale también el 331) con dirección al centro. El trayecto, ida y vuelta, nos costó 9 libras por persona. Tras venticinco minutos de trayecto paramos en la estación de tren de Temple Meads, y de allí nos dirigimos andando a nuestro hotel «City Inn», está muy cerca a unos cinco minutos. El hotel lo reservarmos en Booking y estaba francamente bien. Con un diseño minimal pero con todas las comodidades, incluido un ordenador Mac que incorporaba también la TV. El hotel lo cogimos con desayuno continental, que también fue muy aceptable. El coste total de dos personas durante cuatro noches, incluidos desayunos continentales, 362 libras. Durante los cuatro días llovió pero razonablemente fuimos capeando esta circunstancia.

 

El viernes 26 de marzo ameneció muy nublado y llovió a ratos durante todo el día. Tras desayunar cogimos cerca de la estación de tren el autobús 376 con dirección a WELLS. Queríamos ver el pueblo y sobre todo la Catedral. El trayecto en autobús interurbano nos costó 6 libras por persona. Tardó una hora en llegar a Wells. Como todos los trayectos que hicimos fue muy entretenido por los paisajes que vimos, los barrios que recorrimos  y los listenings en perfecto inglés que escuchamos.

En Wells paramos casi enfrente de la Catedral, la parada no admite confusión. La Catedral es fantástica, desde su visión en el exterior es muy distinta a las europeas continentales y como es lógico a las españolas: menor altura, torres recortadas, portadas muy pequeñas y escasamente decoradas, y de entrada un elementos muy curioso: los caminos en diagonal que recorren el prado que rodea a casi todas las catedrales. El prado permite verlas con mayores perspectivas y le da un encanto especial.

Wells, con su Catedral y el Palacio Arzobispal (Fuente: Google Earth)

WELLS: La Catedral, arriba; el Palacio Arzobispal, abajo. (fuente: Google Earth)

 

El interior, además de la majestuosidad del espacio, destaca por los arcos de tijera, por las vidrieras tan hermosas y distintas a las nuestras, por lo sobrio de la ornamentación, y el calorcito que hacía dentro. Todos los espacios religiosos que vimos durante la visita estaban preparados para hacer actividades en los mismos: calefacción, luces adecuadas, cojines para sentarse sobre las sillas, bancos y frías piedras. Incluso tenían espacios para que los niños jugaran dentro de las iglesias. Advertimos una gran actividad «civil» dentro de las iglesias, y en todos las iglesias se podía entrar gratis aunque sugerían un ayuda para el mantenimiento de las mismas, en este caso fueron 5 libras por persona. En fin son unos espacios muy cuidados y  muy agradables para hacer vida y actividades en ellos.

Lo que más nos soprendió fueron los arcos tijera, la fachada, la capilla, las vidrieras, la sala capital octogonal, la escalera que desemboca al atrio, el claustro, la decoración de las bóvedas centrales, el coro, … En fin una maravilla y con unas sensaciones muy diferentes a nuestras catedrales góticas.

 

 

 

 

 

Vista la Catedral nos fuimos a ver el Palacio Espiscopal, que está junto a la Catedral. Destaca fundamentalmente por los hermosos jardines. La entrada cuesta 5,50 libras. En él se encuentran los wells, manantiales, que dan nombre a la ciudad.

Por la tarde, una vez que hubimos comido, nos fuimos a BATH en autobús, en concreto el 173. El trayecto dura sobre una hora y cuarto y cuesta también en torno a 6 libras.  En Bath estuvimos toda la tarde y visitamos la Catedral, los baños romanos y nos dimos una vuelta por la ciudad sin dejar de ver el Royal Crescent y el Circus.

Bath es famosa por sus aguas. Los romanos estuvieron aquí y dejaron su impronta en los baños romanos. La vida de la ciudad gira en torno a los baños, antes de los romanos y después. El complejo romano se visita al precio de 11 libras. La Catedral está justo al lado de los baños romanos. Es también muy hermosa, y destacan sobremanera las bóvedas en abanico. Más tarde fuimos a la parte alta de la ciudad y visitamos el Royal Crescent y el Circus. Ambas son un claro ejemplo de la arquitectura georgiana. El Royal Crescent. conjunto de casas en semicirculo que se extienden por encima del Royal Victoria Park fue diseñado por John Wood el Jovén. Es espectacular, sobre todo por el parque pero la verdad es que quizás debieran restaurarlo un poquito.  El Circus es una plaza circular con 30 casas, realmente soberbia.

 

 

BATH: Royal Crescent y Circus (Fuente: Google Earth)

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    te seguire …desde chile..viajando en tu maleta …aunque parece que no llevas..!!!!
    carmen

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